LOS ANIMADORES CRISTIANOS, RIQUEZA DEL ESPÍRITU

En marzo comenzábamos la cuarentena y las comunidades nativas se preparaban como el resto de Peruanos a la incertidumbre del futuro que estaba por delante. Los días pasaban y nadie suponíamos el dolor que nos iba a tocar vivir. En la ribera vimos como las ciudades de Iquitos y Nauta la gente enfermaba y muchos no lograban vencer la enfermedad. El dolor se comenzó a vivir desde la lejanía pues muchos tenían familiares y conocidos. Jesús propone que se practiquen las obras de misericordia, consolar y dar esperanza. Y al pie de la palabra se lo tomaron los animadores cristianos. ¿Quiénes son ellos? La iglesia desde el comienzo siempre ha tenido ministerios que estén al servicio de la comunidad. Gracias ha estos ministerios la palabra de Dios y su cumplimiento ha perdurado a lo largo de la historia. En las comunidades ribereñas los animadores cristianos son los responsables de velar por lo dicho anteriormente. Ellos son el pilar de que la fe no decaiga y no se pierda la esperanza en el Señor Resucitado. Además de pertenecer y sentirse iglesia su función de coordinación con las parroquias es vital. Sin ellos no habría comunidades cristianas en los lugares más recónditos de la amazonia. La esperanza y consuelo que han dado en sus comunidades y todo ello unido a animar a que sus moradores sean constantes en la oración.
Los animadores cristianos son también autoridades en sus comunidades. Desde el principio de la pandemia las parroquias han estado coordinando con ellos para el cierre de sus territorios. Gracias a ellos y su coordinación con las autoridades locales muchas comunidades siguen cerradas y sin la enfermedad dentro de sus territorios.
Pero en algunas comunidades la enfermedad llego y con ello también el temor de que sucediera lo que sucedió en Iquitos y Nauta. La iglesia, el Vicariato Apostólico de Iquitos, desde el comienzo de la pandemia ha mostrado su preocupación por las comunidades ribereñas. La esperanza que llevo a las ciudades la colecta para las plantas de oxígeno y medicinas también la ha llevado a las comunidades ribereñas. Los concentradores de oxígenos y las medicinas han hecho que la enfermedad de momento no gane la batalla. Gracias a los animadores cristianos ha sido posible que estas ayudas lleguen a los centros de salud. Ellos en coordinación con las parroquias son los encargados de la entrega y de velar que esa ayuda este al servicio del pueblo.
La iglesia tiene muchas riquezas que vienen del espíritu Santo. Una de ellas son nuestros animadores cristianos. Gracias a ellos la iglesia podemos llegar a los lugares más recónditos de la selva. Que Dios siga impulsando a que este ministerio siga dando frutos.

P. LUIS FERNÁNDEZ GARCÍA