ANÁLISIS GENERAL DE LA REALIDAD ANTE EL NUEVO CORONAVIRUS PARROQUIA SANTA RITA DE CASIA-RÍO MARAÑÓN

Los habitantes de nuestras comunidades se informan sumidos a ensueños de los pocos medios de comunicación a su alcance, especialmente los adultos mayores. Veían de lejos la problemática global sobre la pandemia, un día dudaban si este virus llegaría a nuestro lugar de origen.
Sentía lejos su imaginación, sin embargo, la tenemos ya en nuestro entorno, se impacientan como todos los problemas que afrontaron nuestros predecesores, y se preguntan ¿cómo llegó acá? intentan hacer memoria y considerar las circunstancias para enfrentar las dificultades. A esto le añadimos la problemática social con sus deficiencias, especialmente en cuestión de salud, parece que no aprendemos las lecciones antiguas.
Si de realidad se trata el malestar está en casi en todas las comunidades que corresponde a la parroquia Santa Rita, una zona extensa que abarca los distritos de Parinari-Urarinas y parte del distrito de Nauta, la deficiencia sanitaria está al orden del día como siempre. Estamos ante una dificultad que está afectando a todos, las instituciones de turno se movilizan para resistir este mal, con sus carencias, limitaciones y esfuerzos de salvaguardar la salud de los pobladores.
Concretamente la Parroquia desde su condición empezó a poner a disposición el local del “Ika Ukua”, para albergar a pacientes infectados leves. Desde tempranas horas se ve ir y venir a las personas para sus respectivos tratamientos, que está resultando positivo hasta el momento, esperamos que siga así por el bien de la comunidad.
Actualmente la Parroquia por medio del Vicariato y otras instituciones estamos recibiendo apoyo en cuestiones de medicinas entre otros implementos, al mismo tiempo con mucha energía se viene trabajando en coordinación con la posta médica.
Lejos se veía lo que acontecía en Iquitos y Nauta, ahora la situación es alarmante por el alto índice de contagio dentro de la jurisdicción de nuestra parroquia, desde que apareció la pandemia nadie imaginaba la propagación tan rápida que se viene dando.
Hasta el momento los hermanos Urarinas reportan algunos casos, específicamente en la comunidad de Nueva Alianza (boca del río Urituyacu), las pruebas contra la enfermedad no las tenemos, son los síntomas que hacen sospechar dicha enfermedad.
El escenario es vulnerable pero no se amilana, desde un principio se dijo que tomarán las medidas correspondientes, unas que otras comunidades cerraron sus respectivos territorios, pero algunos no, y se está viendo el foco de contagio constantemente. Hasta el momento el malestar va en crecimiento, la mayoría siente síntomas, especialmente en Santa Rita, tanto que, por ahí dicen: quizás nunca sabremos si tuvimos el virus. Porque no se están haciendo las pruebas respectivas, porque carecemos de ellas para toda la población, encima tenemos que lidiar frente a varios males como la malaria, el dengue y la indiferencia social.
Sobrellevar el peso de la pandemia implica asimismo recurrir a la prudencia ancestral, sabíamos que tarde o temprano el virus del nuevo coronavirus tenía que llegar, el entorno que estamos viviendo va en relación con nuestra cosmovisión, y recae el conocimiento para resistir este mal con la sabiduría de nuestros abuelos, es decir, la medicina tradicional natural (remedio casero), que muchos lo están haciendo, todo esto, complementado con la medicina contemporánea (fármacos).
Si preguntamos a los lugareños sobre el coronavirus, fijan su mirada en lo más profundo de sus sentimientos, como querer retroceder el tiempo y no pensar en este mal que los tiene como retenidos, solo desean buscar la paz absoluta y entablar su relación con la madre naturaleza que siempre los ha caracterizado.
A la fecha la gente comienza hacer su vida normal, que no es lo correcto, porque aún estamos en aislamiento decretado por el gobierno.
Reflexionemos los inconvenientes y dificultades que nos está tocando vivir, quizás cambien muchos sucesos en el mundo, pero los pueblos originarios jamás perderemos nuestra identidad amazónica frente a esta pandemia.
Hay brechas de un largo camino de esperanza para nuestros pueblos, ve con optimismo el futuro incierto, arraigada con su creación, su naturaleza que es pilar fundamental para el desarrollo de su cultura; la pena del abandono se ve reflejada en sus cosas ordinarias, quisieran un día vivir lejos de los males de este mundo. En este camino, marchemos juntos para buscar la armonía entre el hombre y la naturaleza cuidando nuestro ecosistema que es tarea de todos.
La Parroquia recorre junto a su pueblo que sufre los estragos de esta pandemia con mucha fe, para salir juntos adelante unidos como Iglesia.

FR. JULIO PIZARRO