ESTADO DE GRACIA

Denomino así, a una de las experiencias que sin duda alguna ha marcado mi existencia. En las siguientes líneas expreso mi sentir como paciente de esta enfermedad que a muchos de nuestros hermanos en Cristo Jesús nos aqueja, muchos de ellos no pudieron con la enfermedad a pesar de su lucha diaria, partieron a la casa del Padre, siempre con la esperanza puesta en el Señor: “en la casa de mi Padre hay muchas habitaciones” (Jn 14,2). A ellos nuestra oración.
Ante todo, agradecer a Dios Padre por la vida y la salud, ya que es justamente en la enfermedad cuánto más acudimos a Él, lo buscamos, imploramos su clemencia, misericordia, auxilio y perdón. Llegando a pensar incluso que nos merecemos lo que estamos viviendo, que nos impone toda su ira con el peor de los castigos y penas; sin ni siquiera caer en la cuenta que estar en estado de enfermedad significa que estamos faltos de firmeza, este el significado de enfermedad, por tanto, necesitamos estar firmes en el Señor para gozar de salud (Conf. Ef 6,13) y salir del estado de enfermedad.
Estado de Gracia y bendición por el mismo hecho de despertar por la madrugada a ritmo de alabanzas a Dios desde el celular de una de las pacientes del pabellón, y es que cuando se está enfermo lo que menos puedes hacer es tener un descanso placentero, observar a otro paciente leyendo las Sagradas Escrituras a muy tempranas horas del día, mucho antes de que empezara el rezo acostumbrado de las Laúdes (oración al iniciar el día) desde el celular. Sin lugar a dudas es bastante reconfortante observar estas actitudes que demuestran lo agradecidos que somos con Dios por el don de la vida aun en medio de la enfermedad (Conf. Job 2,10). Pero como todo no es dicha, es bastante penoso, triste y desesperante ver a familiares llenos de angustia por sus enfermos graves, bien sea por la falta de oxígeno o de algún medicamento difícil de conseguir, ante tal situación y el no poder hacer mucho o nada al respecto, resulta una experiencia bastante frustrante que no se le desea a nadie. Solo queda observar y ofrecerlo a Dios desde la oración.
Destacar la loable labor del equipo de médicos y enfermeras al servicio de los pacientes en los distintos ambientes del Centro “Casiciaco”, ofrecido por el Vicariato para los fines que ya conocemos. Especialmente el ambiente de UCI (auditorio), lugar que al ingresar se respira a muerte, dolor y sufrimiento, tal vez exagere un poco, pero es lo que percibía las veces que tuve la ocasión de entrar en ese espacio.
“Dios es bueno, en todo tiempo Dios es bueno”, recita un verso popular. Es bueno porque no desampara a sus hijos, pues Él provee (Conf. Filp 4,19). He ahí la riqueza de nuestra fe, el compartir entre hermanos lo poco que se tiene, los familiares de los pacientes nos traían los alimentos y todo se multiplicaba, es como si les hubieran anunciado que la noche del día anterior no hubo cena y por la mañana el desayuno llegó más tarde de lo normal. Pero el Señor provee, siempre lo hace y de eso no tengo dudas. “Que alegría, los hermanos convivir juntos…” (Sal 133,1).
Estar enfermos, mal de salud, es una situación en la que absolutamente nadie quisiera estar. Es un estado en la que empiezas a extrañar y valorar todo lo que consideras importante en tu vida: la vida misma, la familia, los amigos, los proyectos, etc. Es aquí cuando empiezas a valorar todo lo que restabas importancia, deseas y pides a gritos, aunque no pronuncies palabra alguna, una segunda oportunidad para hacer mejor las cosas, para volver a Dios, para corregir errores, pero sobre todo para ser mejor persona.
Este proceso no grato de lidiar contra la enfermedad, sigue en marcha, no hay que bajar la guardia. Mientras unos regresan a casa, otros nos internamos. Pero que emoción y alegría se siente al observar que nuestros hermanos regresan a casa ya restablecidos, es un “gozo en el alma…” como dice la canción cristiana. Gozo que anima nuestra voluntad para los que acabamos de llegar a las instalaciones que se convertirá al menos por unos días, hasta semanas según sea el caso, en nuestro segundo hogar, para que mantengamos la fe viva para ir superando la enfermedad el tiempo que nos toque estar.
Nada ha sido fácil, todavía hay mucha necesidad, especialmente de oxígeno, como también de medicinas y equipos de protección. Sigamos apoyando la campaña de solidaridad puesta en marcha, es una iniciativa en favor de los pacientes, pero también en favor de los que cuidan de nosotros, el equipo de profesionales de la salud, que necesitan los implementos necesarios de protección.
Es inmensa nuestra gratitud a todos los involucrados en tan noble misión, desde los que se preocupan por la alimentación, los gestos de solidaridad en donaciones de medicinas, los que hacen posible la adquisición de balones cargados de oxígeno, los que recogen la basura, hasta los que mantienen limpios los servicios higiénicos, así como también a mis hermanos Agustinos por la atención brindada durante todo el proceso de internamiento. ¡Gracias mil gracias! Que el Señor sea vuestra mejor recompensa, ya que conoce muy bien los corazones.
Que el amor de Dios nos mantenga unidos, para superar juntos la enfermedad y toda esta situación no grata que nos toca hoy vivir. Desde la casa parroquial y siguiendo los protocolos del tratamiento de la enfermedad, animo a seguir orando y colaborando con nuestros hermanos que continúan en la lucha. Por ellos que nos necesitan, por Nauta que nos necesita.

La vida humana no tiene precio. Cuántos muertos en Loreto, Lambayeque, Piura por falta de oxígeno. Ha tenido que llegar a Lima la necesidad para que recién el gobierno declare al oxígeno medicinal de interés nacional. En fin, pareciera que las regiones no tenemos oportunidad. Convendría que nos preguntáramos: ¿qué es una nación?
Ahora en Loreto quienes más sufren son los pueblos indígenas. Y, de nuevo, no parece preocuparle al gobierno. No hay un plan para atenderlos, como si no fueran gente. Hoy, precisamente hoy, 5 de junio, se conmemora la masacre de Bagua: 11 años, 33 muertos reconocidos, cientos de heridos. La misma decisión: no importan sus vidas, sólo queremos sus recursos.
La lucha por el oxígeno comenzó en Iquitos, liderada por algunos de mis compañeros. Apenas he colaborado en esta gesta, pero reconozco la valía y el coraje de mis compañeros. Son más de los que aparecen en los medios, pero eso no importa ahora.
¿Cuánto ha pesado este reportaje de CNN para que el oxígeno sea considerado de interés nacional? No lo sabremos. Pero es fácil de imaginar la cara del ministro de salud ante las preguntas de CNN. Podríamos resumir: el oxígeno que estalló en la cara del gobierno. Y, por cierto, señores del gobierno, hagan algo que merezca la pena por los pueblos indígenas. Y háganlo ya. Clic aquí para leer el artículo de CNN

POR HNO. SALOMÓN PANDURO, O.S.A.