“SE HACE CAMINO AL ANDAR”

Fr. Salomón Panduro Macahuachi, O.S.A.

Siempre es una alegría poder compartir unas líneas llenas de emotividad, y más aún si se trata de compartir con los demás la vida misma.

Esa vida que se torna en toda una aventura si en verdad la sabemos sobrellevar y vivirla a plenitud en medio de nuestras dificultades y miserias que sólo el Señor sabe corregir y moldear como nuestro alfarero que es; siempre y cuando de nosotros dependa mejorar, porque de una u otra forma se hace camino al andar.

Qué importante resulta ponernos en camino, lo cual es indicio de que nuestra voluntad es desafiar nuestros propios miedos, y superar cualquier obstáculo porque es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja (San Agustín).

Pero de nada sirve ir superando las piedras presentes en nuestro caminar, si no somos capaces de reconocer la ayuda de los demás, de aquel que camina contigo, el que va a tu lado, el prójimo. Es de cristianos valorar la compañía, esa que te ayuda a realizar camino al andar, en palabras de San Agustín, la mitad de nuestra alma.

Tal vez hoy a nosotros nos corresponda recorrer aquellos caminos ya transitados por nuestros hermanos que nos precedieron, aquellos que supieron responder a las circunstancias de su tiempo y que ahora nos toca asumir y emprender el rumbo. Actualmente no han cambiado mucho los escenarios, porque los más olvidados por nuestras autoridades, son justamente, y continúan siendo, nuestros pueblos más lejanos, poco asequibles y transitables.

¿Cuándo cambiará esta penosa realidad? La verdad no tenemos la respuesta… lo que sí sabemos es que el panorama se torna cada vez más complicado, debido a que, y es nuestra triste y penosa realidad que nuestras autoridades en principio solo piensan en servirse del pueblo que servir al pueblo, la prioridad es asegurar el futuro personal, dejando de lado el futuro y las necesidades del pueblo que los eligió. Aún en medio de las vicisitudes que tenemos que hacer frente, estamos llamados a responder como Iglesia ante las necesidades y el clamor de nuestros pueblos, porque no solo necesitan de nosotros; sino también necesitan de Dios, necesitan sentirse acompañados, importantes, valorados, pero sobre todo necesitan de nuestra entrega, desvelos y preocupaciones.

En nuestra cultura en que, la ausencia se valora más que la presencia, desde nuestra condición religiosa y como comunidad misionera, queremos decir ¡presente! Porque la vida está para ser compartida. Desde ya varios meses y de la mano de la pandemia, estamos realizando nuestra labor misional, por supuesto con la confianza puesta en el Señor y considerando todos los medios de cuidado de nuestra salud. Porque queremos seguir caminando junto al pueblo de Dios, entregando lo mejor de nosotros, lo que somos y lo que se nos ha sido revelado para darlo a conocer a los demás.

Son días en las que dejamos toda nuestra labor cotidiana acostumbrada; para dedicarnos exclusivamente a servir a nuestros hermanos “in situ”, en sus palmares.

Estamos eternamente agradecidos con nuestros hermanos animadores por mantener la fe viva en cada uno de las comunidades visitadas, y gracias por hacer presente a la Iglesia de Dios. Mantengamos la fe viva en cada una de nuestras familias, que nuestros pasos jamás se detengan en el afán de seguir abriendo nuevos horizontes de fe, servicio y amor por el Evangelio. Sigamos haciendo camino al andar.