SABER VIVIR Y SABER MORIR. SHUNGO DE LA SABIDURIA

P Basilio Mateos Colinas.


El título es sugerente para los que en estos días recordamos a los difuntos. Lo podemos ver como la esencia, el
corazón, el núcleo de la sabiduría popular y de la verdadera felicidad. Y responde a lo que todos deseamos y
buscamos: vivir y morir en buenas condiciones, “vida digna”.
Por la brevedad, me voy a referir solo a 3 dimensiones:

  1. DESDE EL CONTEXTO (Partiendo de la realidad)
    Como ya queda indicado la mayoría de la población vivimos en estos días un recuerdo de los difuntos y con ello
    asoma en la vida de toda la referencia a la muerte, que es la continuación y eco de la vida. Y que casi siempre la
    escondemos en la sombra o la queremos desconocer y alejar de nuestra existencia.
    Además, todos hemos vivido y aun vivimos inmersos en la pandemia covid 19, que ha marcado un alto en el ritmo de la vida personal e institucional, imponiendo límites a las pretensiones científicas y tecnológicas de dominar el origen y el manejo de la vida en varios campos de la genética y biología, obligando a respetar los múltiples misterios presentes en la existencia. Se nos está exigiendo encontrar hábitos y estilos de vida más favorables y saludables. Debemos usar y agradecer los avances de la medicina para poder sobrellevar los dolores y curar las enfermedades.
    Hay que reconocer los intentos de muchos estados y organismos mundiales por mejorarlas condiciones de vida,
    combatir la contaminación y superar la miseria y pobreza extrema de mucha población. Factor negativo también
    es la cultura consumista y del descarte, así como la búsqueda de confort y comodidad.
    Hoy la tecnología virtual y las redes sociales ayudan a difundir tanto los aspectos ventajosos como los vicios y estilos contrarios a la vida digna. Muchas posibilidades nos ofrecen YouTube y Facebook para conocimientos sobre salud, alimentación y tecnología para mejorar los hábitos de vida. Claro está que en las redes sociales no todo es potable. Es necesario un discernimiento y evitar la adicción cibernética. El Papa Francisco nos alerta de “la información sin sabiduría” y cómo se manipula la información. (Fratelli Tutti,nº 47)
  2. DESDE LOS SABIOS Y FILOSOFOS DE LA HISTORIA
    Para el discernimiento nos ayuda recurrir a los sabios y filósofos de la antigüedad y de las grandes culturas ancestrales que han interpretado los hechos y sucesos de la historia, así como los fenómenos naturales, sin olvidar los misterios de la vida y de la muerte. Los aportes de estos grandes filósofos siguen siendo válidos y han orientado la vida social de todos los periodos de la historia.
    Sabiduría que contiene notables principios como: La humanidad originada y relacionada con la divinidad, la valoración y difusión de hábitos y estilos de vida mejores para la salud y las buenas relaciones sociales, la importancia de cuidar el cuerpo y la salud, cultivar la mente, las artes, los ejercicios físicos, conocer y conservar el cosmos, la buena aceptación de la muerte y aspiraciones de inmortalidad, la importancia de la austeridad y de la vida ordenada. La necesidad de ritos funerarios. Felizmente ahora se están revalorando los mitos y creencias de las civilizaciones autóctonas y la medicina alternativa, reapareciendo la importancia de la medicina naturista, de plantas y dietas.
  3. DESDE LA FE CRISTIANA
    Si las grandes civilizaciones y los sabios antiguos han aportado luces sobre la vida digna y sobre la muerte, mucho más encontramos esas luces en el cristianismo, que heredó de la revelación bíblica del Antiguo Testamento y del judaísmo. El cristianismo sitúa la vida de las personas como don de Dios, creadas por Dios a su imagen y semejanza, elevando la humanidad sobre los demás seres de la creación. Distinguiendo la naturaleza humana corporal y espiritual, destacando la necesidad de la fraternidad y la solidaridad de todos unidos a Cristo, formando un solo cuerpo del que Cristo es la cabeza, fundamento de la unidad y de la universalidad.

Así como la comunión, la participación, y la misión de todos los cristianos para alcanzar la consumación del reino
de Dios o plenitud de los tiempos y la vida gloriosa después de la muerte.

SABER VIVIR en sentido cristiano implica muchos detalles ya tratados en los textos bíblicos y en los documentos
de la Iglesia.

El Papa Francisco lo viene desmenuzando en los diferentes escritos y mensajes hablados. Siguiendo el hilo de la “Fratelli Tutti” nos detalla que Dios sigue derramando en la humanidad semillas de bien (nº 54), que “hay en cada persona un anhelo de plenitud que eleva el espíritu hacia cosas grandes como la verdad, la bondad, la belleza, la justicia y el amor “ (nº 55) .

Destaca la importancia de estar atentos a las necesidades del otro. Y saber perder unos minutos para
ayudar. No podemos excusarnos en decir “que todo está mal” o “nada puedo hacer yo”. Hay que saber ser
samaritanos. Sin esperar reconocimientos o gratitudes. Ponernos al servicio del bien, bajo el ejemplo de
Jesucristo que “no vino para ser servido sino para servir y dar su vida en rescate por todos”. Saber hacernos
cercanos como Jesús con la mujer samaritana (Jn 4,9). Buscar la felicidad entrando por la puerta estrecha que
conduce a la salvación- Ser humildes. Cuidar el cuerpo y el espíritu propio y de los demás.

SABER MORIR en sentido cristiano va ligado al saber vivir. El modo de morir es la continuación del modo de
vivir. Una vida plena es la garantía de una eternidad feliz. “YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA, EL QUE CREE EN
MÍ AUNQUE HAYA MUERTO VIVIRÁ; Y EL QUE ESTA VIVO Y CREE EN MI NO MORIRÁ PARA SIEMPRE” dice Jesús.
(Jn 11,25)